domingo, 3 de febrero de 2013

Placer

Me toca. Y no me toca despacio. Puedo sentir la tensión que desprende por sus dedos, sé que no la puede controlar y es completamente contagiosa, sabes. Como una descarga que busca toma tierra y necesita antes pasar por mi cuerpo. 

Sus manos aprovechan del todo el sentido del tacto, porque a oscuras, los sentidos se agudizan y eso hay que aprovecharlo, ya sea con los ojos vendados o con la luz apagada.

Eso siento ahora mismo. Que sobra el pijama. Que sobran protocolos, mantas, sábanas. El olor cada vez es más fuerte, más penetrante (por lo menos para mí). Pero no es molesto, no, nada de eso. Es excitante. 

Siempre, antes: -Te quiero. Y le respondo: -Te quiero. Eso de responder con un "yo también" o con un "y yo" ¿qué significa?. Hay que decirlo bien. 

Empieza el show y los dos morimos de ganas por darlo todo, como siempre, e inventamos posturas nuevas con cada espectáculo. La imaginación tiene el papel protagonista. Ahora la pierna así, ahora gírate y mírame, ahora levanta la pelvis... ahora bájala... 

Todo en silencio. Bueno, en silencio no. Como BSO los muelles de la cama, las tablas de somier y nuestros gemidos. Prueba de que nos entendemos y disfrutamos a cada segundo de lo que está pasando, y eso es lo mejor de todo.