martes, 17 de marzo de 2009

Ni siquiera apagué las velas

Abro los ojos y mi primer movimiento es orientar mi mano dormida hacia el despertador que descansa en la mesita de noche. ¿Qué hora es? Apenas si son las diez. Mi segundo movimiento ahora es intentar coger el móvil, o lo que pienso que debería quedar de él. ¡Vaya! Parece que sólo tiene un par de arañazos. Nota para mi misma: Apuntarme a un gimnasio. Ni siquiera al móvil se le desencajó la pantalla anoche, al tirarlo contra el suelo.Miro el móvil y descubro 17 llamadas y 4 mensajes, todos tuyos, por supuesto.

Dejo el móvil, me acomodo en la cama, pierdo la vista en el techo y, sin querer, ya empiezo a pensar en ti. Hace dos horas y media que salió tu avión y yo (con mi imagen de “plantada en la cama”) ni siquiera pude decirte adiós (no porque no quisiera sino porque tú ni siquiera me diste la oportunidad de hacerlo).

Me levanto de la cama, móvil en mano y con la intención de ir a la cocina a por un café y... ¡Sorpresa! Lo primero con lo que me encuentro es con una mesa perfectamente servida, esperando una cena que jamás tomaremos. Anoche no me tomé la molestia en recogerla, ni siquiera apagué las velas perfectamente consumidas en este momento, simplemente me limité a observar una y mil veces ese mensaje tuyo cancelando nuestros planes. Sin querer empiezo a recordar también los 20 minutos siguientes a tu estupendo mensaje; una llamada. Sonrisas falsas, palabras de disculpas, contener lágrimas, pérdida del hilo de voz... Sí, creo que fue justo ahí donde empezó nuestra discusión y, después de diez minutos, terminó con un “No se puede contar contigo, no sé que haces pasando el rato por mi vida” y colgué.

Dejé de pensar en aquello y volví al presente, dándole un sorbo a mi café y derramando tan sólo una lágrima de las casi trescientas que debería estar conteniendo en mi interior. De repente, mi móvil sonó. Un mensaje, supongo que una explicación. Era él, lo sabía. Ignoré el móvil hasta que otra vez volvió a sonar. Una llamada. Volvía a ser él... Y no sabía si debía cogerlo...